Francisco Gallardo (Sevilla, 1980), seleccionador nacional sub-19, encarna el compromiso con el talento joven y el trabajo bien hecho. Con una gran trayectoria en el mundo del fútbol, primero como jugador y luego ligada al desarrollo de las futuras promesas, Gallardo nos habla en esta entrevista sobre su filosofía de trabajo, los retos de dirigir a una selección juvenil en el Europeo que arranca este viernes y la importancia de los valores en el deporte de élite. Una conversación que revela el lado humano y estratégico de quien tiene la mirada puesta en el futuro del fútbol español.
Pregunta. Cuéntenos cómo es el trabajo previo a un Europeo Sub 19 de un seleccionador.
Respuesta. El trabajo que hacemos desde la Federación, especialmente en categorías inferiores, es bastante desconocido para la mayoría. Para que los jugadores lleguen a los campeonatos importantes hay mucho trabajo previo. Nosotros seguimos varios procesos. Para que te hagas una idea, en una generación como la de 2005, 2006 ó 2007, que corresponden a la etapa juvenil, hay entre 60.000 y 70.000 licencias en España. Lo que hacemos es una serie de cribas. Empezamos con un número amplio de jugadores: unos 20 por cada demarcación.
P. ¿Y cómo se filtra hasta llegar a la convocatoria final?
R. Vamos cribando progresivamente. En una primera lista, que enviamos a los clubes con dos semanas de antelación, hay entre 50 y 70 jugadores. A todos ellos se les hace un seguimiento continuo, ya sea por los seleccionadores, técnicos o scouts de la Federación. Vemos partidos tanto en directo como por vídeo, gracias a las plataformas que tenemos. Después de ese seguimiento, reducimos la lista a unos 30-35 jugadores. Ahí ya controlamos su estado diario: cuántos minutos han jugado el fin de semana, en qué categoría, cómo se encuentran físicamente, mantenemos comunicación directa con los clubes… De esa lista sacamos las convocatorias para entrenamientos preparatorios o para competiciones como el Campeonato de Europa.
P. Entiendo que ve más fútbol de base que profesional, ¿o no?
R. Yo me centro mucho en lo mío. Ahora, por ejemplo, trabajo con las generaciones 2005 a 2008. Si hay un partido de Primera división entre equipos sin jugadores de esas edades, sinceramente, prefiero no verlo. Me interesa más ver a los jugadores de mi generación para conocerlos en profundidad.
P. Pero, por ejemplo, le vi en la final de Copa del Rey. A esos partidos entiendo que sí le gusta ir...
R. Sí, pero voy sobre todo porque da la casualidad de que algunos jugadores que están en el campo podrían ser seleccionables para mi grupo. Además, era un gran partido. Pero, sinceramente, estoy deseando que jueguen esos jugadores que puedo convocar. Verlos en un contexto como ese es muy valioso.
P. ¿En esos partidos consigue desconectar un poco y disfrutar?
R. No, la verdad es que no. Yo voy deseando ver a esos jugadores. Es una gran noticia verlos en ese nivel, y ojalá les vaya bien para que Santi o Luis puedan contar con ellos. Prefiero dedicar mi tiempo a ver partidos que me sirvan directamente para preparar convocatorias.
P. Lo de Lamine... ¿Se imagina contar con él en un campeonato así?
R. Ya nos gustaría. Pero eso habla muy bien de la cantera que tenemos en España, que jugadores como Lamine Yamal o Pau Cubarsí ya estén a otro nivel. No podemos contar con ellos, claro [risas]. Ojalá todos los jugadores que yo selecciono no pudieran venir al Europeo o al Mundial porque Luis o Santi Denia ya los han llamado. Eso sería gratificante, porque todo ese trabajo de seguimiento que hacemos tan exhaustivamente tendría su fruto.
P. ¿Cómo se explica un caso como el de Lamine, que se ha saltado todos los escalones?
R. Eso es algo excepcional que ha pasado ahora. A los jugadores se lo repito en cada convocatoria: está bien que se fijen en ellos como referencia, pero el camino que están haciendo ellos es el idóneo. Lo importante es que vayan dando pasos firmes, que no se frustren por ver que Lamine o Pau Cubarsí ya están marcando diferencias en Primera con solo 17 años. Lo normal es llegar a Primera con 19 ó 20, y eso ya es un logro enorme. Les insisto mucho en eso, porque jugar en Primera división es muy difícil.
P. ¿Cómo es Gallardo como entrenador cuando se pone el chándal, está en el césped y tiene a los jugadores delante?
R. Me gusta ser muy cercano con ellos. Yo fui jugador en categorías inferiores de la selección y sé cómo me hubiera gustado que me trataran. Ellos vienen con muchos nervios, con la emoción de representar a España, y yo intento darles confianza para que desarrollen su talento. Soy cercano cuando hay que serlo, pero también exigente cuando toca. En el campo, la exigencia tiene que ser máxima. Fuera del campo, en su comportamiento, también. Les recuerdo siempre que los 20 ó 22 que vienen a un campeonato representan a los 70.000 de su generación.
P. ¿Y en cuanto al estilo de juego?
R. Aquí lo tenemos muy claro. Es una gozada poder continuar con lo que transmite Luis o Santi. Nosotros lo trasladamos a las categorías inferiores, y eso facilita mucho la transición de los jugadores cuando dan el salto. Me siento muy cómodo, porque creo que tenemos un modelo y un perfil de jugador ideal para seguir consiguiendo cosas importantes con España.
P. Desde tu posición, ¿cómo ves a alguien como De la Fuente en la absoluta?
R. Tanto Luis como Santi son referentes. Han trabajado desde la base, tienen mucho conocimiento, y estamos normalizando sus éxitos cuando deberíamos valorarlos más. Yo intento aprender de ellos en cada campeonato. A Santi lo tengo más cerca y a veces lo machaco con preguntas: qué va a hacer, qué espera del rival, etc. Esa experiencia me anticipa a lo que me voy a encontrar. También tengo la suerte de poder hablar con Luis en la oficina, comentar el modelo de juego… Esa comunicación continua hace que los jugadores lleguen más preparados a la absoluta y se vean los resultados.
P. Está a punto de empezar el Europeo Sub 19. Con el historial que tiene la selección española, que prácticamente lo ha ganado todo, ¿hay mucha presión para el entrenador y los chicos?
R. Lo que intento transmitir es que debemos quitarnos esa presión. Sí, es cierto que somos la selección que más veces ha ganado el Campeonato de Europa Sub-19, y que más veces ha estado en fases finales. Pero si no ganamos el primer partido, contra Dinamarca, todo eso no sirve de nada. Lo que les digo es que debemos prepararnos bien para Dinamarca. Ese es nuestro foco. Intento que los chicos disfruten del proceso, que es único.
P. Cuando sale a la calle, ¿cómo prefiere que le recuerden: como exjugador o como entrenador?
R. Vivo mucho el día a día. Estoy orgulloso de mi etapa como jugador, por supuesto. Pero ahora lo que he hecho como entrenador también lo dejo atrás. Me centro en el presente, porque el fútbol cambia muchísimo de un día para otro. Me gusta hablar con la gente sobre el momento actual del fútbol, sobre todo del fútbol formativo. Visito muchos campos, hablo con directores deportivos, entrenadores… Me interesa mucho cómo mejorar la formación de los jugadores para que lleguen lo mejor preparados a la élite. Así es como quiero que me vean: cercano y dispuesto a aprender y compartir.
P. ¿Ha cambiado mucho el futbolista respecto a cuando usted debutó?
R. Mucho. Ahora todo es más inmediato. Antes, llegar a la élite requería un esfuerzo enorme. Hoy también se necesita esfuerzo, pero es distinto. Hay más entorno, más distracciones. Antes todo estaba más centrado en el jugador; ahora hay más personas alrededor. Eso sí, ahora los cuerpos técnicos están mucho más preparados. Los jugadores llegan con una formación mucho más completa de lo que nosotros teníamos. Es diferente, pero la esencia es la misma: todos quieren llegar a la élite. Nuestra responsabilidad es que lleguen bien preparados y que, cuando lleguen, sea para quedarse.
P. ¿En qué momento decide ser entrenador? ¿Quién le inspira?
R. Lo decidí mientras jugaba en el Puskás Academy, en Hungría. Tenía contrato, pero sentía que quería dejar mi carrera y dedicarme a entrenar. Empecé a formarme y a dar mis primeros pasos. Quería que la transición de futbolista a no serlo estuviera ocupada con algo que me apasionara. Y el fútbol me apasiona. Ser entrenador me apasiona. Todas las horas que le dedico no me pesan. Me siento afortunado de haber hecho de mi pasión una profesión. Siempre estaré agradecido al fútbol por todo lo que me ha dado.
P. Por cierto, ¿cómo llegó a Hungría? No es un destino habitual para futbolistas españoles.
R. Fue, sin duda, mi etapa personal y profesional más bonita. Estuve tres años allí, en Miskolc, en el Diósgyőri VTK. Aprendí muchísimo de otra cultura, me empapé por completo. Pedí al club que cada semana me mandara a comer con una familia diferente, porque quería conocer de verdad cómo vivía la gente. Recuerdo que al llegar vi a muchas personas pintando el campo. Resulta que cada socio recibía un bote de pintura y pintaba su zona. Eso generaba un sentimiento de pertenencia muy fuerte. Nosotros, los jugadores, después del partido dábamos la vuelta al campo para saludar a todos. Ver las caras de felicidad por nuestra simple presencia… me hacía sentir privilegiado.
P. ¿Iba una vez por semana a casa de los aficionados?
R. Sí, una vez por semana, con mi traductor. Me sentaba a comer con ellos. No hablaba húngaro, ni mucho inglés, pero me bastaba para comunicarme. Ver a gente humilde poner el mejor mantel, la mejor cubertería, solo por tenerme allí… fue muy especial. Lo que viví allí me marcó.
P. ¡Increíble! ¿Alguna anécdota que recuerde especialmente?
R. Una vez estaba con mi madre y le dije que iba a bajar al mercadillo del domingo. Me empapaba tanto de la cultura que quería conocerlo todo: hospitales, calles, mercados… Total, bajé a las 10 de la mañana y no volví hasta las 13.30. Mi madre, preocupadísima, llamó a un compañero porque pensaba que me había pasado algo. En el mercadillo, la gente me ofrecía todo lo mejor que tenía. Volví a casa con diez bolsas. Les decía: “¡Ya está! No puedo comer más, si vivo solo…”. Esa cercanía, ese cariño, es inolvidable.
P. Luego como entrenador vivió algo único: estuvo en el banquillo de Old Trafford.
R. Así es. Llegué al Leeds United gracias a Víctor Orta, para un proyecto de mejora individual de jugadores. Estuve unos meses, y en un momento dado, Víctor tuvo que cesar a Jesse Marsch. Me preguntó si podía hacerme cargo del equipo en Premier League. Y acepté. La primera experiencia fue en Old Trafford. Nos pusimos 0-2 por delante, aunque acabamos empatando. Aun así, fue histórico, porque hacía muchos años que el Leeds no puntuaba allí. Fue una experiencia inolvidable.
P. Luego dirigió dos partidos más, ¿no?
R. Sí, jugamos la vuelta en Elland Road con un ambiente impresionante, aunque perdimos con un gol de Rashford en el minuto 85. Después jugamos contra el Everton hasta que llegó Javi Gracia. También dirigí al Sub-21, con jugadores como Archie Gray, Mateo Joseph o Darko Gyabi. Ascendimos a la Premier League 2 con 35.000 personas en la final. La experiencia en Inglaterra fue increíble.
P. Además de todo eso, tiene dos ascensos, uno con el Leeds Sub-21 y otro con el Sevilla Atlético, ¿verdad?
R. Así es. Con el Leeds Sub-21 subimos a Premier League One, con semifinal y final ante 35.000 personas en Elland Road, una locura. Y con el Sevilla Atlético logramos ascender de Segunda B a Primera RFEF. Aquel equipo era el más joven de los 102 equipos de la categoría. Había jugadores como Isaac Romero, Quique Salas, José Ángel, Juanlu, Carlos Álvarez, Iván Romero… muchos de ellos están hoy en la élite. Fue fruto del trabajo, sin duda.
P. De todos esos jugadores que han llegado a la élite, ¿de cuál te sientes más orgulloso?
R. De todos los que verdaderamente quieren ser futbolistas. Cuando un jugador muestra hambre, yo me siento en deuda con él porque sé lo que cuesta llegar. Un caso especial fue el de Juanlu: decidí ponerlo de lateral derecho cuando nunca había jugado ahí. Esa conversación fue clave. Siempre les digo a los chicos que jugar en varias posiciones les da más opciones de llegar arriba. Me siento orgulloso de todos los que han trabajado con esa actitud.
P. ¿Tiene tiempo para seguir formándose como entrenador?
R. Sí, siempre tengo reservado tiempo para mi formación. Si no me formo, no puedo transmitir nada nuevo. Recientemente hice un curso de psicología y también he cursado un máster en periodismo. No solo me formo en lo táctico, también en todo lo que rodea al fútbol. Todo suma.
P. ¿El máster en periodismo fue por si algún día se ve como comentarista?
R. No, fue para conocer el periodismo desde dentro. Siempre he estado en el otro lado y quería entenderlo. También me ayuda a comunicarme mejor con los jugadores, a explicar mejor lo que quiero. Todo lo que me ayude a formar mejor, lo aprovecho.
P. ¿Sigue la actualidad a través de la prensa deportiva?
R. Sí, pero no por redes sociales. No tengo, porque me quitan mucho tiempo. Leo artículos y sigo lo que realmente me interesa, igual que cuando veo partidos. Voy a lo que me aporta.
P. Hablemos de entrenadores. Con alguien como Carlo Ancelotti, ¿se fue demasiado duro?
R. Creo que sí. Se fue muy duro con él. Hablamos de un referente que ha ganado en todas las grandes ligas. Y lo estamos normalizando. Igual que con Luis de la Fuente o Santi Denia: estamos naturalizando sus éxitos. Pero detrás hay mucho trabajo. Se merecen todo el reconocimiento.
P. ¿Qué tiene el entrenador español y el fútbol español que se juega tan bien incluso en clubes de barrio?
R. Yo creo que somos referentes a nivel mundial. Cada vez que salgo de España, la gente quiere aprender de nuestro fútbol. Muchos entrenadores españoles están en grandes ligas, muy valorados. Pero no solo los entrenadores: también los cuerpos técnicos. Nuestro estilo es muy definido. No podemos competir físicamente con Francia o Inglaterra, así que usamos otras armas. Y gracias a una gran base formativa, los entrenadores de la élite pueden aprovechar eso. Todo empieza desde abajo.
P. En septiembre se juega el Mundial Sub-20. Un escaparate enorme tanto para los jugadores como para el cuerpo técnico, ¿no?
R. En la Federación lo tenemos claro: después del Mundial absoluto, este es el torneo más importante. Es una oportunidad única. Es un Mundial por el que han pasado Maradona, Messi, Mbappé, Henry… jugadores que marcaron época. Ellos, los jugadores, están deseando jugarlo. Es una cita que solo se da una vez en la vida. Muchos jugarán uno, dos o tres Mundiales absolutos, pero Sub-20, solo uno. Y yo también tengo muchas ganas de afrontarlo. Creo que los jugadores que estarán allí marcarán el fútbol mundial en los próximos años.
P. Con tanta precocidad, ¿cree que algunos jugadores pueden dudar entre ir al Mundial o quedarse con su club?
R. No lo creo. Ellos ven quiénes han jugado este torneo y lo que ha significado. Me transmiten ganas, ilusión. Para ellos, y para nosotros como técnicos, será un momento muy especial.
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